Los Mascachapas: Moncayo

Los Mascachapas se calzan los crampones y se largan a Zaragoza a ascender el Moncayo con 2316 m de altitud siendo la altura máxima del Sistema Ibérico.

La fecha elegida es el último fin de semana de enero, aprovechando que han caído unas nevadicas por la zona.

El viernes 25 salimos de Sagunto, nuestro destino Añon de Moncayo, en la comarca de Tarazona . Hemos contratado alojamiento en el Hostal el Comendador, donde llegamos de noche. Nos damos una vuelta por el pueblo y regresamos al hostal a cenar y dormir.

Por la mañana sin madrugar mucho, hacemos la aproximación al punto de salida. Dejamos el coche en la fuente de los Frailes, justo donde acaba el asfalto. Seguimos caminando por la pista unos metros, y ya nos adentramos en el sendero que nos lleva zigzagueando y cruzando la pista en un par de ocasiones hasta el Santuario del Moncayo. Seguimos subiendo por medio del bosque, encontrándonos con bastantes senderistas. Acabados los pinos nos encontramos el circo al frente, la vía normal se desvía a izquierda por un contrafuerte del Moncayo. Nosotros seguimos directos a su cima, conforme coge pendiente la ruta nos calzamos los crampones, y comenzamos la subida final, con bastante nieve, viento y niebla. Siguiendo la huella con paciencia subimos hasta llegar a la cornisa que da salida a la llanura de la cumbre.

Estamos en el punto más alto de Zaragoza y Soria, nadie hay más alto estas dos provincias que los Mascachapas.

Hacemos la foto de rigor y comenzamos el descenso y nada más abandonar la cima comienza a despejar y arreciar el viento, que se hace imposible, este cierzo tiene la fama bien merecida.

Buscamos el poste que indica el punto de descenso de la ruta normal, al que llegamos luchando contra el fuerte viento. Siguiendo el sendero que se ve bastante claro, porque hay poca nieve pero mucho hielo, llegamos de nuevo al bosque, donde la ruta se hace más agradable ya que el viento es más soportable. Pasamos de nuevo por el Santuario y llegamos al coche, con el que nos dirigimos al camping de Veruela, donde nos hacemos unas alubias y un vino de Somontano que nos sienta la mas de bien, sobre todo las alubias en el regreso, cuando vamos los cinco encerradicos en el coche.